viernes, 26 de julio de 2013

La tragedia de Santiago, la tragedia de Galicia




Siempre lo piensas. Si pudiera cerrar los ojos y hacer que lo que ha pasado en un minuto se borrara… Pero nunca pasa. Eso es lo que pensó toda Galicia, respiración suspendida la tarde noche del miércoles. Luego vino todo, la información a cuentagotas, el dolor, y la constatación de que aquí la gente supera siempre todas las expectativas cuando se trata de acudir a ayudar. En medio de todo, una curva con limite de 80 kilómetros por hora en el trazado final de un AVE. La misma del trazado con trenes convencionales. Y un aparato a 190. Dispositivos de seguridad punteros pero de penúltima generación, que no hacen frenar el tren ante la velocidad excesiva, menos seguros que los que hay en otros puntos del trazado, o en los trenes de cercanías de algunas ciudades de España, que frenan el tren en caso de error humano. Un maquinista, con 30 años de experiencia, que decía a algún periodista mientras ayudaba a retirar cadáveres en medio del shock, “descarrilé, qué le voy a hacer”. Y ahora el luto y la necesidad de investigar con transparencia, detenimiento y a la vez con celeridad. Lo mejor, que los seres humanos somos animales capaces de acudir a ayudar incluso cuando corremos peligro. Galicia ¡vaya día tuviste1 para los que te piensan como comunidad, como país o como patria. Llora, somos humanos, y por eso somos capaces de llorar.

El vídeo del accidente que circuló en you tube. Que, por momentos, parece una recreación... no sé.


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