Un plan general es un documento básico en cualquier ciudad. A nivel urbanístico es como una Constitución. A Coruña estrena estos días un plan nuevo. Un plan cuya tramitación se inició con otro gobierno, que se mantiene en lo esencial y que ya en su día supuso un cambio de mentalidad. Más respeto, menos alturas, fuera de ordenación para proteger la ciudad. Los convenios al margen, como el plan de As Rañas o maderas Peteiro, se mantienen como los dejó el gobierno anterior, con más edificabilidad y otra filosofía al margen del plan. Pero las perspectivas de negocio ya no son las mismas y la caída demográfica impide que pelotazos como los que hemos vivido se sigan produciendo en los próximos años. El plan cuenta con herencias envenenadas como Someso o la urbanización del Agra de San Amaro. En estas cuestiones, además de depurar responsabilidades reales por lo ocurrido, que se está haciendo sólo a medias, sería bueno que el Ayuntamiento empiece a tomar conciencia de que lo que venga ahora será ya de su entera responsabilidad. Es su deber introducir en el desarrollo futuro los cambios que sean necesarios, y no tolerar soluciones negativas para la ciudad en su conjunto con la excusa de la herencia recibida. Se necesita más valentía y más responsabilidad.
Coruña imposible. Un corto de la Escola de Imaxen e son con la ciudad como protagonista.
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