Muchos de aquellos que lo fueron todo en la ciudad están abandonando la primera línea, a veces con caídas estrepitosas, a veces a trompicones y en todos los casos sin asumir responsabilidades. Porque los que regían nuestros destinos a nivel financiero, urbanístico e institucional tienen responsabilidades evidentes en lo que está pasando. Sin olvidar las indemnizaciones multimillonarias que está abonando el Ayuntamiento en casos como el de Someso, esta ciudad, capital financiera de Galicia en otro tiempo, tiene la caja nacionalizada, el Pastor y el Echeverría vendidos y buena parte de sus servicios centrales desmantelados. Terminó la era Vázquez y también renuncia a presentarse a la presidencia de la CEG Antonio Fontenla. A la espera de lo que pase con el Dépor, tenemos la Torre de Hércules, que resiste a todos los temporales dos mil años después, un puerto que esperemos despegue, una buena empresa de cerveza, una distribuidora que hace los deberes y una multinacional de la moda con sede en Arteixo. Pero los rostros que tuvieron todo el poder y toda la responsabilidad de una época están desapareciendo dejando tierra quemada a su paso. Hay que decirlo. Porque para reinventarse, hay que hacer recuento de daños y de armas y bagajes.
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