martes, 6 de noviembre de 2012

Lo que ha pasado con nuestra leche





Las provincias de A Coruña y Lugo concentran la mayoría de las explotaciones lácteas de toda Galicia donde siguen viviendo de la leche más de 50 mil familias. Estas cifras son nada en comparación con lo que podría haber sido el sector lácteo gallego si hubiera tenido políticas que acompañaran y protegieran su pervivencia y su desarrollo. Hubo un momento, con la venta de Leyma a los granadinos de Puleva, en que se decidió que no se tenía que dar esa batalla y la Xunta de Fraga dejó la parte de la tarta del negocio de la leche para que jugara Asturias ¡Pobres ganaderos de Clas! ¡Atados a la vaquiña! Un futuro que, decía la Xunta, no querían para los gallegos. Pues pueden lograr su objetivo. Se cerró esa posibilidad y no se buscó alternativa. Y a trancas y barrancas hemos llegado hasta aquí. Y ahora el pienso cuesta más que el precio que cobran los ganaderos por un litro de leche. 36 céntimos un kilo de pienso, 28 céntimos un litro de leche. El 27 de noviembre los ganaderos han decidido dejar de entregar su leche a las industrias que les sangran. La Xunta, tras la implantación del contrato homologado en el bipartito, les ha dejado de nuevo sólos ante las grandes empresas transformadoras foráneas. Esas que fijan el precio a la baja. Otro logro de gestión.

Las movilizaciones de los ganaderos en los últimos años alcanzaron su momento más duro cuando protestaron ante la factoría de Leche Celta en Campolongo, la única empresa transformadora con sede aquí. La mayor parte de la leche que se produce en Galicia la recogen empresas foráneas.



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