El proceso de absorción del Banco Pastor por parte del Banco Popular ha sido modélico desde el punto de vista laboral según José María Arias, presidente no ejecutivo de la entidad financiera que fue referente en A Coruña y Galicia. Una afirmación de una miopía superlativa ¿Cómo se puede decir que una entidad que estaba volcada aquí ha hecho las cosas bien, si ha sido absorbida y con ella todo el capital humano, toda la inteligencia, todas las posibilidades que ofrece un negocio financiero centrado en un territorio? La venta del Pastor puede haber sido una buena noticia para un grupo de altos ejecutivos y para sus gestores directos que se llevaron, según supimos en pleno verano, millones de euros en indemnizaciones y compensaciones a cargo de recursos del propio banco, antes de su absorción. Para el común de su plantilla y sobre todo para Galicia ha sido un negocio ruinoso. La emigración y el sangrado continuo no pueden ser la solución para un país. Ni se puede presentar como positivo un fiasco. Desde luego nuestros hijos no podrán trabajar en el Pastor. La única actitud tolerable ante los traslados forzosos y el desmantelamiento sería, como mínimo, la disculpa pública.
Este es el vídeo de la campaña publicitaria sobre la absorción.
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