Los resultados electorales llevan a una reinvención de la oposición y de todos los partidos. Hay que deshacer la casa. La alta abstención urbana, el aumento del voto blanco y nulo, el protagonismo de ese partido, escaño en blanco, demuestran el alejamiento del ciudadano medio de las propuestas políticas. El PSOE lleva décadas con las mismas caras y los mismos tics. En A Coruña especialmente, y es así. En la confección de la lista de las gallegas se olvidó al sector mayoritario de la agrupación local y la democracia interna se topa siempre con un techo de cristal imposible de superar. El BNG ha querido cambiar estructura y caras y ha terminado dejando fuera a una parte de sus bases con las que tiene que contar. Ha vuelto al discurso de izquierda nacionalista sin tiempo para que calara y acallado por las disputas internas. Ni en un caso ni en otro se ha podido o se ha querido apagar el incendio. La sociedad necesita instrumentos políticos acompasados a sus tiempos y sus necesidades. Las estrategias para desactivar una alternativa no funcionan como han funcionado si no hay problemas de fondo. Que los hay.
Está claro que tienen que hablar dentro, tienen que deshacer sus casas y volverlas a hacer. Y necesitarán echarle un poco de sentido del humor. Faemino y Cansado.
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