Hoy arranca la campaña electoral. La más abierta de los últimos años. Con la mayoría absoluta de Feijoo, conseguida hace cuatro años por un diputado y unos miles de votos en el alero. En medio de la Operación Pokémon, Pémex y con las escisiones del BNG y Esquerda Unida llamando a las puertas por la izquierda y Mario Conde y UP y D por la derecha. Una campaña en la que la lucha contra el voto en blanco, el nulo o la abstención va a ser objetivo de todas las fuerzas concurrentes, en medio del mayor clima de desafección respecto a la política de los últimos tiempos. Y con propuestas sobre la mesa como la supresión de sueldos y privilegios de los políticos. El vaciado ideológico practicado sobre la sociedad española en las últimas décadas, desde los posmodernos ochenta ha dado sus frutos. Nadie parece recordar que un sueldo a un político es garantía de que no solamente los poderosos puedan dedicarse a la cosa pública. El problema es que una parte de la clase política ha utilizado sus privilegios de forma espúrea y ha renunciado a sus responsabilidades. Cambiar ese estatus no es la solución. La solución es más participación y una ciudadanía formada que ejerza el control sobre la clase política. Un contrapeso al poder real.
Mirad lo que he encontrado.
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