El caso del edificio Conde de Fenosa es expresión de la ceguera social. Se produce una denuncia contra la licencia otorgada a un edificio, se informa de las presuntas irregularidades en torno a una edificación aún no construída. Y sigue adelante el proceso. Se sigue la carrera hacia la nada y se vende y se compra y se consolida como una realidad a pesar de las dudas evidentes, ya de inicio, de legalidad. Esa forma de legalizar lo irregular, con efectos retroactivos, a través de planes generales posteriores al momento de la construcción, que se aplicó en el caso también del Paseo de los puentes, por ejemplo, dio con un denunciante y todo se desmorona. Ahora la sociedad coruñesa se encuentra frente a un símbolo de una era que los tribunales, con las leyes en la mano, creen que hay que hacer desaparecer. Y paradójicamente clama por su mantenimiento para no terminar todos en bancarrota. Se acabó el pastel y no hay quien lo pague.
Me quedo con lo mejor que es mucho... Y además nadie es forastero
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