En junio de 2012 un Picasso pintado en A coruña fue subastado en Christie's y vendido por 2,6 millones de euros. Se trataba del retrato de Modesto Castilla y Casal, vecino del pintor en Payo Gómez. Un cuadro que pertenecía a la herencia del primer mecenas de Picasso, el doctor Ramón Pérez Costales. 2,6 millones de euros por un cuadro creado por un niño de 13 años que luego fue uno de los pintores más grandes de la historia, para algunos el pintor con mayúsculas. La vida está llena de renuncias y elecciones continuas a nivel individual y social y esta ciudad renunció a la herencia del Picasso adolescente ahora tan valiosa. En el curso de la UIMP sobre el pintor de este verano supimos que quiso donar a la ciudad alguno de sus cuadros en plena Dictadura, en los años 40, sin conseguirlo, y luego se fueron para Barcelona. Recuperar aquello supone un esfuerzo incuantificable. Ahora reconstruímos poco a poco otra parte de nuestra historia íntima, primero desde un piso, intentando comprar un edificio, montando una exposición, recuperando por momentos la idea de que fuimos escenario de los primeros pasos de un pintor genial referencia mundial. Esta semana la asociación de comerciantes distrito Picasso llena de palomas blancas el centro en una iniciativa que se repite. La cultura crea iconos. Hay quien vende cuadros de girasoles imposibles. Imagínense ser referencia por una paloma blanca.
No hay muchas referencias a la estancia de Picasso en A Coruña en los documentales oficiales sobre la vida del pintor. Donde mejor se reflejó su relación con la ciudad fue en la serie de televisión sobre los primeros años de su vida dirigida por Juan Antonio Bardem y producida por la FORTA. Ya habréis visto este vídeo alguna vez en este blog.
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