Entre forros de libros, bendita paciencia, cuadernos cuadriculados y de doble pauta y carpetas con dos o cuatro anillas hoy asistimos a uno de los milagros cívicos más importantes que puede festejar una sociedad. Nuestras niñas y niños, nuestros tesoros, lo más preciado que tenemos vuelven al cole. Ejerciendo, sin saberlo un derecho. El derecho a que les eduquen, a que les den la oportunidad de ser ciudadanas y ciudadanos libres y con capacidad para buscar su felicidad. El inicio del curso escolar con educación para todos, con niños ejerciendo un derecho desde los 3 años es un logro cívico de dimensiones inmensas. Porque aunque la escolarización sea obligatoria a partir de los 6 años, la práctica social, la voluntad de la gente hace que, en la práctica lo sea desde los 3. La reclamación de calidad educativa para nuestras niñas y niños, y de los servicios que necesiten para asegurar su bienestar nos beneficia a todos porque hace mejor la sociedad. Hoy hay, ante todo, que felicitarse y ser consciente de que los tesoros que hacen tanto bien hay que defenderlos por encima de austericidios y otras veleidades.
El sitio de mi recreo, porque hoy es hoy.
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