jueves, 11 de septiembre de 2014

La vuelta, ese momento fugaz




La foto es de Carlos Pardellas para La Opinión.

Llegó y se fue la Vuelta Ciclista y por un día nos regaló horas de televisión entre paisajes imposibles de esos que hacen que la gente viaje para comprobar que son de verdad. Los que tenemos junto a casa, por suerte para nosotros. La gente, decenas de miles de personas, 90 mil sólo en la ciudad de A Coruña, se ha echado a la calle para ver pasar a los ciclistas. Hemos comprobado lo rápido que van, todo el montaje previo y posterior a la carrera, y que lo que en televisión parece eterno pasa muy rápido, casi como un relámpago. Llegó y se fue la Vuelta Ciclista y fue mayor el tiempo en que iba a llegar y el intercambio de impresiones posterior que el paso fugaz del pelotón. Todos nos unimos en una masa delgada y uniforme a lo largo de las carreteras del recorrido. Una masa que se disolvió como un azucarillo en el café de la vida real una vez pasó la carrera. Un regalo que mueve dinero e intereses en torno a un deporte que habla especialmente de esfuerzo y sufrimiento, de trabajo en equipo y superación. Y que allá por donde pasa es como una Cabalgata multicolor rodeada de márketing en este mundo en el que hasta el sudor podría cotizar en bolsa.

Chico Buarque, A Banda

"A marcha alegre se espalhou na avenida e insistiu
A lua cheia que vivia escondida surgiu
Minha cidade toda se enfeitou
Pra ver a banda passar cantando coisas de amor

Mas para meu desencanto
O que era doce acabou
Tudo tomou seu lugar
Depois que a banda passou"



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