jueves, 4 de septiembre de 2014

Aurelia Rey, aquel bombero y la decencia




Hace algo más de un año la calle Padre Feijóo de A Coruña se convirtió en escenario de una protesta social protagonizada por Stop Desahucios con imágenes que dieron la vuelta al mundo. Aurelia Rey, una señora de 80 y muchos años iba a ser desalojada por impago de su alquiler y el Ayuntamiento le ofrecía como alternativa una plaza en la residencia Padre Rubinos noticia estos días porque estrena instalaciones. Bajo el grito de “Aurelia se queda, Aurelia no se va” se fue concentrado toda una marea ciudadana que se puso de acuerdo para expresar su rechazo y su miedo a las consecuencias de una crisis injusta que están pagando los que menos culpa tienen en su desarrollo. En medio de la llamada a la solidaridad, en uno de esos momentos únicos que puede contar un periodista, un bombero encargado de cortar las cadenas con las que se impedía el desalojo, se negó a hacerlo exhibiendo una pancarta de Stop Desahucios en un acto que lo cambió todo. Hoy el bombero, Roberto Rivas, recurre ante la justicia la multa de 600 euros por alteración del orden público que se le impuso en su día. Su actuación debe ser motivo de orgullo, en una época en la que no se premia ni la decencia.

Lo que pasó ese día.



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