La Xunta constituye hoy el Observatorio contra la violencia de género de Galicia tras el último asesinato por violencia machista que vivimos en A Coruña el miércoles pasado. No aciertas a imaginar cómo puede caer alguien desde un coche en marcha y cómo el conductor puede seguir golpeando su cabeza contra el suelo tras parar el coche y salir. Y ahí nos encontramos creando instituciones para analizar por qué las mujeres mueren a manos de sus parejas, en un rebrote que nos preocupa porque a ratos pensábamos que esto estaba ya hecho. Sólo hemos comenzado a recoger algunos frutos en la lucha por la igualdad. Para no tener que bajar la cabeza y decir amén, para no querer protección si no compañía, para no ser de nadie más que de nosotras mismas. Eso no casa con la necesidad de muchas mujeres de volver al hogar por la crisis y los recortes en servicios sociales. Además, el cambio en la imagen y el papel de la mujer en las medidas legislativas puestas en marcha por este gobierno nos debilita y nos perjudica. Ese observatorio con el presidente del tribunal superior, el fiscal, representantes de la Xunta, de cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, sindicatos y asociaciones, con muchos hombres para hablar de mujeres, seguro, debe tener en cuenta, ante todo, que la imagen oficial que se proyecta sobre la mujer es fundamental para acabar con esta lacra o mantenerla.
Antiguo manual de cómo ser una buena esposa. La mujer perfecta.
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