miércoles, 23 de octubre de 2013

Si la educación es cara, prueba cuánto cuesta la ignorancia




La educación ayuda a la persona a aprender a ser todo lo que es capaz de ser. Decía Hesíodo 700 años antes de Cristo. Hace todo el tiempo, diría un niño de cinco años. Sería la forma que tenemos todas y todos de avanzar, de buscar nuevos caminos, poniendo a disposición de la sociedad lo mejor de nosotros mismos. Sindicatos, formaciones políticas y asociaciones han convocado para mañana huelga en la enseñanza pública llamando a participar a profesores, personal auxiliar, a estudiantes y a padres. La nueva ley de educación, la séptima de la democracia, es el motivo. Una ley que recupera las reválidas, abre la puerta a la segregación del alumnado, blinda los conciertos y facilita la entrada de la empresa privada en la educación pública con evaluaciones externas y servicios complementarios. Una ley que, de desarrollarse, puede colocar el mapa educativo a la altura de los años 70. Antes de esas siete leyes de la democracia, todas ellas dotadas con un débil acompañamiento presupuestario, ese es el otro problema, muchas leyes, poco presupuesto, a excepción honrosa de algunos gobiernos con los que hubo hasta libros gratuitos. Tenemos un sistema educativo público que garantiza la igualdad de oportunidades y eso es lo que está en juego. Ni más ni menos. Casi nada.

Otro vídeo, y mal mil.


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