En plena catástrofe del Prestige gobierno y ayuntamiento rescataron el proyecto de puerto exterior en Punta Langosteira para evitar lo que había sido una constante en la vida de A Coruña. Una terminal petrolera en pleno centro urbano y dentro de una ría. El Urquiola, el Mar Egeo vinieron a demostrar que había que buscar una solución pero la construcción del puerto en Langosteira había sido descartada por las condiciones del mar y su alto coste. Al final se vio como la forma de presentar una alternativa en medio de aquel dislate y como una posibilidad de explotar el terreno de los muelles actuales en pleno centro de la ciudad. El puerto se hizo pues para Repsol y el acuerdo con la multinacional ha sido largo y complicado. Sobre todo porque el gobierno le renovó la concesión, en el mismo año del Prestige, hasta 2027. REPSOL pedía en un principio hasta 240 millones y ahora recibirá 24 y tiene que construir un nuevo oleoducto desde el puerto exterior a la refinería. La primera fase de las obras estará lista en 2018. Quedan pendientes el resto de tráficos y el otro oleoducto que atraviesa la ciudad para su retirada sine die. Todo esto habrá costado unos mil millones de euros pendientes del contradique que debe sujetar el mar. Toda una epopeya. El tiempo juzgará su rentabilidad.
El vídeo corporativo de la autoridad portuaria de A Coruña sobre el puerto exterior.
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