martes, 8 de enero de 2013

Esa arcadia feliz




La crisis aumenta la inseguridad, es de libro. Una sociedad equilibrada, como la que tenemos en A Coruña y Galicia, cuesta dinero, sobre todo en ámbitos urbanos. En servicios sociales, en educación, en inversión pública. Cuando hay empleo y seguridad los problemas son anécdotas transformadas en botellones. Esta arcadia de tranquilidad que vivimos, que se remueve ante cualquier incidencia, porque no es habitual, es el mayor tesoro que hay que preservar. Y las políticas actuales de sangrado de las arcas del estado para tapar los agujeros de la banca, compensando las pérdidas con esfuerzo exclusivo de los más débiles, pueden terminar rompiendo el juguete. Ese colocar a los niños del otro en primera fila en la Cabalgata de Reyes, vigilando a todos por igual, impregnaba la acción pública. Se llama civilización y su resultado es un mundo más tranquilo y equilibrado. Y todavía se mantiene en este rincón, aunque cada vez es mayor el sufrimiento individual. Todavía estamos a tiempo. Por favor.

Esa arcadia feliz se remueve por momentos cuando la inseguridad se vive en el bajo de casa, normal. Las cifras de delincuencia en Galicia y A Coruña son anecdóticas en comparación con otros puntos del estado y por supuesto del mundo. La gente defiende la forma de vida conseguida entre todos. Ha habido polémicas por ejemplo por la actividad de locales en el entorno de la Ronda de Outeiro.


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