El Plan de Normalización Lingüística fue aprobado por unanimidad por el Parlamento en el año 2004. Fue una de las últimas iniciativas del último gobierno de Manuel Fraga y el bipartito lo aplicó tal y como se aprobó, también con los votos del PP. 50 por ciento de gallego como mínimo en la enseñanza, aumento de su presencia social y en la administración, inyección de recursos y cambio de actitud. Con la llegada al poder de Feijóo comenzó la promoción del inglés en la enseñanza pública, loable, siempre a costa del gallego, con lo que acabó el 50 por ciento, y acabaron también las actitudes de defensa y promoción necesarias cuando una lengua tiene una situación de tanta debilidad. El gallego, como el famoso plan de normalización, fue arrinconado, eso sí, cordialmente. Para eso la Xunta acuñó el término de bilingüismo cordial. Esta semana se ha celebrado el décimo aniversario del famoso plan y la oposición, poco cordial en este caso, no ha acudido a la celebración. Dice el director xeral de normalización que su actitud es apocalíptica y antigua. Será poco moderno defender el idioma propio de un lugar sabiendo que una lengua nunca resta, siempre suma. Pero lo cierto es que por primera vez en la historia de Galicia habla gallego de forma habitual menos de la mitad de la población y los que menos, los niños. Habría que ponerle al Director Xeral como mínimo un cero en gestión.
Esfuerzos de la sociedad civil... por ejemplo el año pasado en Marín.
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