Hay días en que en ciertas zonas de Os Castros se limpia la carbonilla como se limpia el polvo y todo adquiere un tono gris. El fenómeno no es nuevo y hace años el barrio libró una lucha sin cuartel para conseguir que se tomaran medidas en las descargas de carbón. Los vecinos llenaron sus ventanas de sábanas blancas que pronto adquirían un tono gris y llegaron a cortar el tráfico y a soportar multas de la Delegación del gobierno que se cobraban con gran celeridad. Tras años de protestas Unión Fenosa construyó la Medusa para su carbón y aunque Endesa siguió trabajando a cielo abierto tuvo que limpiar camiones, llevar toldos y aportar agua durante las descargas. El puerto estableció incluso, tras la exigencia del bipartito, un sistema de medición que hacía saltar las alarmas si la contaminación sobrepasaba ciertos niveles. Hace meses que los vecinos denuncian que la carbonilla ha vuelto a sus casas, que se han olvidado los protocolos y que nadie responde a sus quejas. El puerto dice que los niveles de contaminación solamente traspasan los umbrales de forma puntual, y el Ayuntamiento asegura que se fía del puerto. Entre ellos se lo guisan y se lo comen mientras los vecinos siguen padeciendo la carbonilla. Arco iris ha presentado denuncia ante el fiscal. Parece el día de la marmota.
Aire, Mecano.
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