A veces cambias la visión por un momento y aparece todo ante ti, como visto por un gran angular. Estos días visita Galicia Moncho Ferrer, hijo de Vicente Ferrer , un hombre bueno que hizo una obra grande rescatando a seres humanos de la pobreza para convertirlos en personas con derechos, el primero, el de gobernar la propia vida. La Fundación Vicente Ferrer desarrolla su obra en la India. Un país inmenso que tiene capacidad tecnológica y económica para desarrollar la bomba atómica y una masa de población mayoritaria que sufre pobreza severa. Ser niño allí como ser mujer es un peligro en sí mismo y a veces es bueno ser consciente de la tremenda injusticia que se padece en este mundo que creamos cada día entre todos. No para cuestionar lo que hemos conseguido a nivel colectivo en cuanto a bienestar que debemos defender y aumentar, si no para reclamar lo mismo, una casa, educación, condiciones sanitarias y comida para todos. Hay suficiente y en términos económicos, sin necesidad de caridad, si no con políticas que cambien las estructuras donde se asienta la desigualdad, acabar con la pobreza es posible. Y necesario. Un sueño que algunos, cada vez más necesitamos imaginar.
Lennon.
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