jueves, 20 de marzo de 2014

La fábrica de tabacos y las 4 mil cigarreras




Cuando Emilia Pardo Bazán escribió La Tribuna cuatro mil mujeres trabajaban como cigarreras en la Fábrica de Tabacos de A Coruña. Hablamos de 1868, el año de la Gloriosa Revolución. 133 años después la emblemática fábrica de tabacos echaba el cierre y bajo el gobierno de Francisco Vázquez en buena parte de sus terrenos terminaron haciéndose pisos, a pesar de los compromisos olvidados del entonces Alcalde. El edificio sede central de las instalaciones quedó semiabandonado, aunque es bien de interés cultural y verdaderamente bonito. Por fin el 10 de Abril  de este año comenzarán las obras de reforma para ubicar allí la Audiencia Provincial, la Fiscalía y varios juzgados. Han firmado el acuerdo el alcalde Carlos Negreira y el vicepresidente Alfonso Rueda. Trece años después, que no son uno ni dos, ni cuatro, y que demuestran el poco interés por poner en valor el legado de generaciones anteriores cuando no produce réditos inmediatos. A Coruña tendrá su sede judicial a cambio de ceder a la Xunta el edificio a perpetuidad, lo peor de la negociación, en un proyecto que se ha dilatado más de la cuenta. Pero, vista la historia, se impone respirar aliviados y pensar que donde trabajaban aquellas cigarreras, y a cambio de haber perdido una fábrica más, se impartirá justicia. La misma que pedía la Tribuna en la novela de la Pardo Bazán.

Emilia Pardo Bazán, que inauguró el naturalismo en la literatura española con esa novela, la Tribuna, y que abrió tantos caminos para las que fuimos llegando después.


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