martes, 18 de febrero de 2014

Cuando muere gente que se gana la vida con sus manos, en medio de tanta mediocridad





El debate sobre la dimisión de responsables políticos implicados en la Pokemon, el millón de euros que dejó la mareona, un pancarta contra la modificación de la ley del aborto, unas esvásticas al viento todo se lo traga la realidad cotidiana, esa que se puede tocar. Que se toca cuando se echan unas nasas desde un pesquero de 8 a 9 metros, el Nuevo Sara, y aún en marcha entre o Seixo Branco y A Marola y, por causas sin determinar, se da la vuelta. Dos hermanos estaban en el pesquero, Óscar, fallecido, y Pablo, el vicepatrón de la cofradía de Mera, ingresado en el hospital con síntomas de hipotermina. Gente de unos cuarenta años, los que ahora tiran de esto, que se gana la vida con sus manos recogiendo el testigo de los que lo hicieron antes que ellos en esta tierra dura y bella. Que sabe lo que es quedar amarrado cuando la gente de a pie va a hacer fotografías al mar bravo en alerta roja. Acumulando pérdidas que no cubre ninguna compañía de seguros. En un oficio que han tenido que profesionalizar y modernizar con mucho esfuerzo. O que pasou A Marola, pasou a mar toda, dicen ellos. Y en esa inmensidad, en un barco de ocho metros, se ganan el pan ganándose la vida. Un ejemplo en estos tiempos con responsables públicos y económicos que demasiadas veces no están a la altura de las circunstancias ¡Qué valientes¡

Para buscar consuelo si es posible, A Praia do Mar, Madredeus.


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