Entre los muros de la prisión de la Torre se ha concentrado, seguro, todo el dolor y el abandono del mundo. Las condiciones en que estaba en los años noventa, antes de la construcción de la prisión de Teixeiro, que era cuestión de pura humanidad, eran de auténtico espanto. Antes vivieron la represión de la dictadura y antes la historia de esa gente que la sociedad rechaza porque son sus hijos más vergonzantes. La prisión de la Torre es ahora un peligro porque se cae a pedazos. El gobierno actual, en una llamada al sentido común ha decidido que no tiene que pagar para que le devuelvan lo que es suyo, porque por acuerdos anteriores había que abonar al estado un millón de euros por recuperar las instalaciones. Pero entre olvidos, negociaciones y desencuentros han pasado quince años, quince, desde que el edificio quedó libre, quince años, toda una generación. Al pie de la Torre de Hércules, monumento patrimonio de la humanidad se deshace por pura negligencia, abandono y desinterés. Ni museo de faros, ni parador, ni centro socio cultural ¿Hay alguien ahí?
Las instalaciones de la antigua prisión habían albergado la Mostra de Cine Periférico con el BNG en la Concejalía de Cultura. La última edición tuvo que realizarse en otras localizaciones de la ciudad por el mal estado de las instalaciones.
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