Encaramos la recta final de las elecciones en el Deportivo en un escenario económico muy complicado. Estamos hablando de la presidencia de la mayor asociación que hay en A Coruña. Con más de 30 mil socios y más de 20 mil accionistas, el 92 % de ellos propietario de entre una a cinco acciones. Un auténtico acontecimiento en una campaña electoral que se celebra en plena crisis. Y más teniendo en cuenta la personalidad de su presidente centro de fibias y fobias durante décadas. Las elecciones se van a jugar en varios tiempos y son todos importantes. La junta ordinaria de diciembre, que se va a convertir, como mínimo, en un ensayo y un termómetro de ambiente. La junta de acreedores del 10 de enero y las elecciones fijadas para el 21 y 22 de ese mes, con el comienzo del año. Lo mejor que puede suceder para el club y para la ciudad que lo tiene como una marca y valor económico es que esa masa social de más de 22 mil personas se movilice, participe en el proceso y exprese su opinión. Esa sería la manera más eficaz y segura de blindar el club y su futuro. Un momento ideal para demostrar que cada uno sabe ser responsable de la parte que le toca, por mínima que parezca. Para caer en la cuenta de que participar está en la esencia de la democracia. En el dépor y en la vida.
Los blues.
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