De un día a otro el Monte Pindo ha quedado arrasado. El fuego nos sorprendió de noche y ha dejado todo el entorno huérfano y desolado. Las llamas han llegado a amenazar las casas de la zona y han sembrado el caso en el paraíso. Un espacio natural presidido por una montaña imponente, un monte considerado sagrado por los celtas que era nuestro deber preservar. Todo el espacio natural Carnota-Pindo catalogado como lugar de importancia comunitaria, incluído en la Red Natura 2000 ha desaparecido en lo que supone su valor ecológico y medioambiental. Cuando la Xunta ha reducido los efectivos antiincendios, según las denuncias sindicales y ecologistas, y ha cambiado la ley de montes reduciendo el perímetro de seguridad entre las plantaciones forestales y las viviendas. En la que el monte no se pone en valor mediante ordenación, ayudas públicas a la limpieza y búsqueda de rentabilidad, que puede haberla. Si tenemos un monumento natural tenemos que preservarlo y ponerlo en valor, porque es único. Pero parece que volvemos a contar la misma historia. La de un pueblo que habitaba el paraíso y vivía sin saberlo.
Fotografías sobre todo lo que hemos perdido, que a lo mejor no sabíamos siquiera que era nuestro. Lugar de referencia mítica para los celtas, imponente e inexplicable cuando se ve por primera vez, con especies vegetales únicas y antiquísimas. Habrá que ver, después de estos días, qué se puede recuperar de todo aquello. El viento azota toda la zona, el nordés, un bombón para las eólicas.
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