La pensión media en Galicia se sitúa en los 722,66 euros y sigue siendo la más baja de España. En la provincia es de 762 que siguen estando por debajo de los 860 de la media estatal. La de viudedad supera algo los 600. Ese es el estado de la cuestión en un día tan importante como el de hoy en el que el Consejo de Ministros va a aprobar una reforma del cálculo de las pensiones que es una auténtica enmienda a la totalidad del sistema de protección del que nos habíamos dotado. Parece que estamos dormidos. Aprobar un sistema de pensiones que base el cálculo en la esperanza de vida rompe con el principio de igualdad y abre el camino a la discriminación dependiendo de la salud y de las condiciones genéticas y medios para asegurar el bienestar. Es una idea tan peregrina aplicarlo al cálculo de las pensiones del sistema público y a la vez tan terrible que hace diez años nos hubiéramos echado las manos a la cabeza si alguien la expresara. Y la crisis, que provoca una situación coyuntural que puede cambiar, no debería ser excusa para un cambio estructural de esta envergadura. Una reforma que parece hecha a medida y al dictado de los fondos de inversión.
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