jueves, 27 de junio de 2013

Se acaba el tiempo para la fábrica de armas




Seguimos esperando por una solución para la fábrica de armas que no pase por el cierre. Una fábrica que es algo así como el último bastión de un pasado industrial antes de que llegara aquel modelo de desarrollo inmobiliario y de capital de servicios del noroeste de España que colapsó. Sabiendo que el modelo de construir sólo fuentes con chorritos y estatuas, como decía Francisco Vázquez parafraseando al gran Pepe Isbert en Bienvenido Mister Marshall, no es sostenible ni deseable, el actual gobierno local se está empleando a fondo en intentar que no se cierre lo que es un símbolo de otro camino. El futuro de la fábrica de armas, de su evolución a empresa puntera en lo tecnológico, depende de la política y los despachos, como todo. Y, aseguran los trabajadores y el Ayuntamiento, que solamente necesitan una prórroga hasta diciembre para volver a poner en marcha la factoría con un socio industrial, que hay ofertas sobre la mesa y opciones de desarrollo futuro. Hay que decir que nunca en los últimos años un alcalde de la ciudad se entregó así para que no se cerrara un centro de riqueza. Pero es su propio partido, el PP, el que tiene el as en la manga y la posibilidad de presionar a la multinacional General Dinámics. Medio año más para el match point. No son 70 empleos es la posibilidad de saber si con empeño y entrega se puede salvar algo. Aunque sea difícil.

El discurso de Pepe Isbert y Paco Morán en Bienvenido Míster Marshall no tiene desperdicio. Sin querer realizar ningún paralelismo cualquier excusa es buena para recordarlo y más cuando estamos hablando de americanos, privatización de una empresa nacional productora de armamento y búsqueda de alternativas futuras.


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