jueves, 6 de junio de 2013

El viaje a la luna de Méliès y la cárcel de la Torre




Ha comenzado en la ciudad la Cuarta edición del Festival Internacional de cine periférico, con una fantasía de películas de Meliés acompañada por un piano imposible en el Teatro Colón. Del viaje a la luna, al fondo del mar, decorados de cartón piedra para las primeras películas que pusieron en imágenes lo que sólo se podía soñar. Los organizadores del festival se han visto obligados a cambiar la primera sede de la muestra, la de la antigua prisión provincial, por el estado de abandono de las instalaciones, que llegó a provocar la caída de un techo en el transcurso de las actividades hace dos años. Un espacio con tanta carga simbólica y tan atractivo lleva camino de reducirse a escombros a consecuencia de la falta de acuerdo entre las administraciones y la dejación total. La capacidad de imaginar es cultura, y la cultura la creación más humana y más civilizada. En una ciudad en medio de un festival de cine alternativo, que sigue el camino del Festival Mozart, que ha sido capaz de conservar un faro que sigue funcionando desde tiempos del imperio romano, hay cosas que no pueden pasar. Qué proeza cívica convertir una prisión en un espacio para la búsqueda de belleza y de humanidad.

Imagínese que vive en 1902. Viaje a la luna, Georges Méliès.


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