Como cuando se cuenta una historia Atlántico, el disco que ha hecho del coruñés Xoel el mejor artista independiente del año, entra por el oído y no quieres que acabe nunca. Es un disco vivo que habla del itinerario sentimental de una vida construída a ambos lados del océano. De los paralelismos, las diferencias y las personas que viven a un lado y otro del mar. Cuando el arte cuenta la vida, se transforma en realidad. Y te acompaña y te sirve, en estos tiempos en que parece que todo tiene que ser útil. La vida que cuenta Atlántico salta de ciudad en ciudad, porque las ciudades son los iconos de una civilización que en demasiadas ocasiones olvida a las personas. Pero el arte de verdad las rescata de entre los edificios, los coches y los semáforos. Y las transforma en protagonistas de momentos. Somos protagonistas de nuestra vida que, a nivel colectivo habla de los que tienen que irse para trabajar y vivir. En una Galicia que ha visto como sus fallecimientos superan a sus nacimientos en diez mil por primera vez en este siglo. Que necesita un cambio de política real para que el Atlántico no sea una salida obligada, o esa carretera hacia Suiza, sino un nexo de unión. Como lo es en ese disco que rezuma vida y verdad.
Hombre de ninguna parte.
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