Acabamos de celebrar un nuevo Día de la Ciencia en la calle, un milagro anual producto del esfuerzo de todos, el estamento educativo y los museos científicos, que cada año florece. Justo cuando se inicia una semana con convocatoria de huelga en la educación pública. Contra la Ley wertz, la ley de los itinerarios, la ley del pelotón de los torpes, antipedagogía al poder. La ley de las reválidas ya a los nueve años, cuando en otros países casi comienzan las evaluaciones en clase. La ley de los conciertos con centros que separan a las niñas y los niños. La ley sin educación para la ciudadanía. Estamos retrocediendo décadas en minutos, si hablamos en tiempos históricos. En una sociedad en la que miles de personas se han acercado de Santa Margarita para disfrutar del goce de saber. En una iniciativa producto de la convicción de que el acceso al conocimiento, no debe encontrarse con barreras de ningún tipo y menos de tipo económico o social. Justo cuando se han celebrado también iniciativas reivindicativas de la enseñanza pública para que solamente el mérito y no la posición económica y familiar, marquen el futuro de nuestros hijos. Eso cuesta dinero de todos y es una idea tan bonita y justa que merece la pena luchar por ella.
Mirad este robot a ritmo de chiqui chiqui, aquel friki...
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