Un millón y medio de personas recorrieron ayer las calles de Barcelona reclamando un pacto fiscal o la independencia de Cataluña. Algo que suena raro y desmesurado desde Galicia, que muchos casi no pueden entender. La voluntad de ser de los catalanes. La voluntad de ser hasta el empecinamiento unida a la necesidad. Sus problemas de financiación están afectando a la calidad de vida del ciudadano de forma muy importante. Están pasando cosas a velocidad de vértigo por ahí fuera mientras que por estos lares encaramos unas elecciones autonómicas sin apenas recorrido. No hay proyecto a largo plazo, ambición de futuro. Si no más bien una Xunta que en su última crisis de gobierno unió pesca con agricultura y educación con cultura para reducir consellerías. Si no tenemos ambición ni nos atrevemos a soñar, no en la dirección de los catalanes necesariamente, si no en alguna que nos ponga en valor, terminaremos reducidos a anécdota. La crisis no puede ser excusa para disolverse sin más, como el gas en la gaseosa.
Cualquier persona que se preocupe por Galicia de cualquiera de los partidos o de ningún partido debería preguntarse por eso. Porque vivimos en un lugar que debe tener un proyecto. Necesitamos una sociedad civil que debata qué vamos a hacer entre todos. Este es uno de los vídeos del llamamiento a la marcha de ayer. Hay más.
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