Los trabajadores de RENFE y ADIF van a la huelga en plena operación salida y vuelta de vacaciones. Justo cuando más efecto tienen los paros, por eso es una movilización, una medida de fuerza. Si pararan en otro momento no se enteraría nadie. Van a la huelga para denunciar la progresiva privatización del servicio que afecta al futuro de sus puestos de trabajo, por supuesto, y también, advierten con razón, a la calidad del servicio. Dicen que RENFE se está dividiendo a trocitos para venderla mejor. Primero entre RENFE y ADIF, lo que provocó problemas de comunicación que dejaron como segura la curva de Angrois, cuando no lo era. Y ahora recortando interventores, que atienden al pasajero en caso de incidencias o separando divisiones como señalización y mantenimiento ferroviario. Alguien debería explicar por qué se está haciendo esto ya desde el gobierno socialista, a quien beneficia y la forma en que redunda en el servicio. Hay que decir que en Gran Bretaña el gobierno tuvo que dar marcha atrás en la privatización del ferrocarril ante el aumento de los accidentes. En pleno mes de julio, y más en Galicia, sabemos que el gobierno está jugando con las cosas de comer.
Momento para la nostalgia. O tren.
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