Cuando el luto no debe eludir la búsqueda de responsabilidades

En memoria de los fallecidos en Angrois, esta ilustración de Antón Lezcano.


Hoy es un día de luto. Para recordar o para callar. Para los familiares de las víctimas del accidente del Alvia, que los hay en A Coruña y Ferrol, para desconectar o para vivir su duelo como lo consideren conveniente. No es día para medallas, los vecinos de Angrois no irán a recoger la medalla de Galicia que quería darles hoy el Presidente de la Xunta, sí acudirán otros colectivos que ayudaron en el rescate y parte de representantes de las víctimas. Un día como hoy un periodista tiene que recordar lo que estamos recordando, la falta de asunción de responsabilidades, de los mejores sistemas de seguridad en el lugar del accidente, de un plan que se presente públicamente para solventar esas carencias. Es nuestro deber. Mientras las víctimas que aún están con nosotros, callan en unos casos y reivindican en otros, cada uno en la medida en que quiere y puede. Los que hoy se concentrarán en Santiago lo harán en señal de duelo y para exigir mejoras que, en el fondo van a beneficiar a todos los que cojamos un tren. Los que ya no están no son mejores por habernos dejado, su valor está en lo que eran, pero las vidas que terminan de forma tan drástica y dolorosa se quedan como suspendidas en el aire, como sin terminar. Por eso es día de luto colectivo y día para recordar. Para recordar cosas que no pueden volver a pasar.

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