El nuevo Plan especial para la Ciudad Vieja se necesita como el agua de mayo. Es impresionante que a estas alturas sigamos sin aprobar asignaturas como la peatonalización, soluciones a los aparcamientos o reactivación de la zona. Por aquí, al margen del momento en que se intentó hacer negocio dejándola morir para luego entrar a saco, que pasó, no se ha hecho mucho más. Tras el desbarajuste del Papagayo, el gobierno anterior sólo dejó tímidos intentos, ninguna acción concluyente ni valiente. Ahora, repasando el avance del plan aprobado por el gobierno Negreira, se ve un intento de hacer algo de verdad. Peatonalización, cinturón verde, cuatro zonas diferenciadas, unión de edificios con fines comerciales. Cualquier actuación en un casco histórico tiene que ser cuidada y estudiada edificio a edificio, manzana a manzana. Estamos hablando de una herencia preciosa e irrecuperable a poco que se haga mal. Por eso se necesita especial transparencia, especial cuidado en todas las decisiones, consenso, planes públicos y mucho diálogo. Si el gobierno Negreira consigue recuperar realmente la Ciudad Vieja habrá hecho una contribución real a la historia de esta ciudad.
Una ciudad que creció al borde del mar, construyó unas murallas, las traspasó y supo combinar respeto por el paisaje y renovación estética. La Ciudad Vieja de A Coruña es una joya, por sí misma y por su emplazamiento. Una auténtica maravilla. La materia prima y la herencia recibida son auténticos tesoros.
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