martes, 10 de enero de 2012

Los Cantones Village y la responsabilidad individual y colectiva


Nadie quiere que un chico se precipite por el hueco de unas escaleras en los Cantones Village en un accidente con consecuencias imprevisibles, por supuesto. Pero en las últimas dos semanas dos jóvenes se han precipitado al vacío en los huecos de las escaleras de ese centro de ocio construído tan al revés. El negocio era la gestión del suelo y su construcción pero luego ha tocado darle un uso. Y como el resultado final fue tan deficiente y el centro quedaba estructurado al revés, con salida de los cines en coincidencia con la zona de las vistas o espacio cerrado en el lugar con la luz más transparente de A Coruña, hubo que darle la vuelta otra vez. Y se implantaron usos que no estaban previstos en la planificación ni en los permisos iniciales. Lo que ha ocurrido estas semanas demuestra que hay que darle una vuelta de nuevo y acomodarlo a los usos actuales. Porque nadie quiere que un chico se rompa la crisma cayendo por el hueco imposible de unas escaleras en los Cantones Village y la obligación de las administraciones es velar por el ciudadano ante posibles incidencias con independencia de la responsabilidad individual. Ahí sí que ya no se puede entrar.

Los Cantones Village consiguió reinventarse. Los gestores actuales le dieron otro aire después de un arranque marcado por el desconcierto de la gente al comprobar su planificación interior y su impacto estético en una de las zonas más bonitas de la ciudad. Lo ocurrido estos días, con independencia de las actitudes individuales, tiene que tener consecuencias en la ordenación de espacios sin romper con una fórmula que ha encontrado respuesta positiva entre la gente. Hay que pensarlo.


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