lunes, 30 de enero de 2012

Lo que tenemos entre manos en el Orzán


A Coruña es una ciudad que no para de mirar al mar. A la búsqueda de un bulto, de una señal. Los servicios de rescate han pasado el fin de semana yendo de un lugar a otro, alertados por ciudadanos que miran al horizonte para buscar los cuerpos de esos dos policías y ese chico Erasmus que desaparecían el viernes de madrugada. Las aguas atlánticas siempre han sido duras. Lo sabe la gente de aquí. Con los rellenos sucesivos el mar, además, se revuelve. Ni antes ni ahora perdona. Como lo sabemos, hay que explicarlo en las escuelas, la diferencia entre las mareas y la naturaleza del mar en cada zona. Como lo sabemos, tiene que haber salvavidas con cuerdas en las playas. Como lo sabemos, en días de alerta hay que aumentar vigilancia y poner carteles y llamadas de atención. Y, ante todo, hay que educar, informar y esperar que impere el sentido común. Hasta en esa edad que Henry James llamó la edad ingrata. Que impere el sentido común y el respeto. Estamos hablando, nada más y nada menos, de “el mar”.

http://radiocoruna.com/podcast/podcast/gmx-niv58-con7994.htm

Los visitantes no saben lo que es ésto. O no tienen los datos, o no se los toman en serio. Mirad un vídeo que colgó un chico que hacía turismo por aquí y cómo se expuso para grabar las olas en Punta Herminia. Imaginaos lo que hubiéramos contado si la ola se lo hubiera llevado por delante.


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