Ha vuelto a pasar. Pasa de forma periódica. Una mujer muere a manos de su pareja o su expareja. Esta vez ha pasado en Carral. Vivía una vida anónima, con más o menos sobresaltos, y, de pronto, llega el que fue su hombre, la busca en su trabajo y la mata a navajazos. Luego se suicida, pensando probablemente que así salda su deuda con la justicia divina. No hay forma de reparar esa deuda, como no hay forma de parar la rueda que rueda más que con mucha educación, cambiando estereotipos y denunciando actitudes sospechosas. Hace unas semanas la guardia civil tuvo que personarse en casa de Matilde porque Lino no paraba de aporrear la puerta. Nadie denunció, y nadie tomó medidas. Todos tenemos un problema y ayer lo volvimos a comprobar. Desgraciadamente.
http://radiocoruna.com/podcast/podcast/gmx-niv58-con7994.htm
No nos cansamos de explicarlo. El problema son los roles, los papeles que nos adjudican o nos autoadjudicamos cada día. Miren este vídeo de la Asociación animación sociocultural e integración social.
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